La mayoría vivimos en una sociedad donde el ritmo frenético nos empuja a desvincularnos cada vez más de la armonía natural de las cosas. Encontrar un punto de apoyo en este bucle de hiperproductividad, estrés y falta de energía y motivación por la cosas, es posible con el tratamiento osteopatico.
La osteopatía es una terapia que considera al paciente en su globalidad y no por su enfermedad o sintomatología. Confía y apoya las fuerzas terapéuticas innatas de auto curación y auto reparación propias de cada individuo dependiendo de su historia de vida. Este movimiento fisiológico involuntario que acompaña a estas fuerzas terapéuticas, llamado “aliento de vida” o “breathoflife”, se puede sentir en todo el cuerpo y es una expresión del estado de salud y bienestar de la persona.
El cuerpo humano es una unidad funcional y el tratamiento osteopático se basa en un buen conocimiento de la anatomía, la fisiología, la semiología, la histología y la embriología. Un cuerpo con libertad de movimiento y libre para cambiar en su totalidad garantiza un intercambio de fluidos a través de los tejidos y órganos que es fundamental para la salud.
Una persona saludable es capaz de responder a los sucesos de la vida, tales como accidentes, infecciones y estrés emocional, volviendo a restablecer la salud óptima.
La osteopatía puede abordar a todo tipo de pacientes. Los casos más comunes que recibo en consulta son:
Osteopatía y embarazo: El embarazo es una etapa de muchos cambios que comporta enormes alteraciones físicas, hormonales y emocionales durante un período relativamente corto de tiempo. El cuerpo debe adaptarse a transportar más peso, a cambios posturales bruscos, a mas laxitud y a veces la adaptación puede verse comprometida. El tratamiento osteopatico va a ayudar al sistema a adaptarse a todos estos cambios, a preparar el parto y a garantizar una mejor recuperación postparto.
Osteopatía y bebés: el parto es uno de los procesos más estresantes de nuestras vidas. El bebé es sometido a grandes fuerzas para poder hacer un buen expulsivo y poder así pasar con fuerza por el canal del parto. En función del tipo de parto, el bebé puede nacer con alguna deformidad craneal y esto puede mejorar durante los primeros días de vida gracias a la succión, el lloro o los bostezos del bebé. Pero en la mayoría de los casos, si el parto ha sido largo y con alguna complicación, es necesario el tratamiento osteopatico mejorar todas las tensiones y compensaciones que se generan como adaptaciones a estos patrones no liberados. Después del tratamiento osteopático podemos apreciar mejoría en el cólico del lactante, en los hábitos del sueño y disminución de la irritabilidad, de modo que el bebé se muestra más calmado, sonriente y feliz.
Osteopatía y niños: es un básico poder acompañar en el desarrollo físico y emocional del niño. Están constantemente sometidos a cambios hormonales y estructurales asociados a las etapas de desarrollo y de aprendizaje. Los accidentes, las caídas y los bloqueos emocionales pueden condicionar el desarrollo integral de niños y adolescentes. Ayudarles dándoles un punto de apoyo para liberar tensiones, mejorar su patrón postural y coordinar este seguimiento con otros profesionales de la salud: podólogos, dentistas, optometristas… es una buena medida de prevención para ahorrarse problemas a futuro.
Importante acompañar desde la consulta a todos esos niños diagnosticados con dislexia, dispraxia, déficit de atención con o sin hiperactividad, para poder liberar todas las tensiones físicas y craneales que comprimen y limitan la atención del niño dificultando su desarrollo y aprendizaje.
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